Tengo ansiedad ¿y ahora qué?

Probablemente, si has llegado a este artículo habrás experimentado una sensación muy desagradable a la que llamamos ansiedad. Así que, te invito a este pequeño viaje para comprender lo que te está pasando un poco mejor…

Qué es la ansiedad y cómo puedes deshacerte de ella

La ansiedad puede experimentarse de diversas formas: mental, con pensamientos anticipatorios y controladores de lo que puede pasar; fisiológica, en forma de tensión, dificultad para respirar, presión en el pecho, palpitaciones (entre otras); y motoras, con conductas más destinadas a la lucha o la huída del peligro. Aquí, me gustaría no dejar fuera también el bloqueo cuando la ansiedad se hace insostenible.

Las personas que hemos padecido una relación tormentosa con ella hemos podido buscar miles de formas para poder controlar la ansiedad, superarla, eliminarla, reducirla, bloquearla o cualquier sinónimo de las anteriores.

Si estás en este punto, te adelantaré algo de lo que quizás, de una forma o de otra, ya te habrás dado cuenta. No existe un tratamiento para quitarte la ansiedad, al menos que funcione a largo plazo. Lo sé, duele leerlo, porque pone en juego todos los intentos de solución que, al menos, dan algo de sensación de control, pero, muy a mi pesar, no funcionan.

Me explico un poco más, la evitación emocional tiene unos mecanismos un tanto complejos y que, en resumen, solo alivian la ansiedad un rato, unos días, incluso puede funcionar unos meses. Pero a la larga, no hace más que darle alas al miedo a tener ansiedad, y ahí ya nos encontramos con dos problemas: la ansiedad y el miedo a que aparezca. Porque aparecer va a aparecer, y lo hará en los momentos en los que menos lo deseo y donde más seguridad necesito, porque justo son los momentos de la vida en los que más miedo puedo tener.

Entonces, ¿estoy obligada a vivir eternamente con ansiedad?

Responderte sí o no se quedaría cortísimo y te estaría engañando, prefiero explicarte con más detalle. Resulta que poder sentir ansiedad lo traemos todos y todas de serie. Si no fuéramos capaces de sentirla, la especie humana no hubiera podido sobrevivir y mucho menos evolucionar. Su función es anticipar un peligro para poder movilizar la energía necesaria para afrontarlo. Y ahora me podrás responder “si pero yo lo siento y no tiene porqué estarme pasando nada”. Lo entiendo porque es lo que yo he sentido desde niña, y deja que te diga una cosa, quizás te hayan pasado cosas y tu sistema nervioso ha necesitado sentirse seguro teniendo a la ansiedad como protección. Digo quizás porque cada persona es única y necesitamos analizar lo que nos pasó y lo que nos pasa a cada una para poder comprenderlo y un poco mejor.

La ansiedad es desagradable, te diría que tremendamente desagradable porque algo en ti te está diciendo que algo terrible está pasando y muchas veces no sabes dónde mirar. Sin embargo, no tiene la capacidad de hacerte daño por sí misma, no puede controlarte (aunque a veces le cedamos el control y lo haga). Te diré que de lo que sí tiene capacidad es de enseñarte muchas cosas, cosas que a nivel consciente no puedas ser capaz de ver.

Cuando la exploramos sin juicios es un buen termómetro que nos cuenta muchas cosas: los límites que no me siento capaz de poner, lo que me duele del mundo, si estoy demasiado expuesta a personas que me hacen daño, si estoy viviendo en una especie de cueva por miedo…

No es nada fácil ponerse a mirar heridas, no te quiero engañar, es mucho más fácil mirarlas acompañada (en terapia), con la mirada atenta y amable de otra persona que nos dé perspectiva.

Pero vamos al grano ¿existen recursos o herramientas para mejorar la relación con la ansiedad?

Existen muchas herramientas, pero aquí es importante saber desde dónde las vamos a poner en práctica ¿desde el rechazo o desde la aceptación? Y si me respondes desde el rechazo, lo entiendo. Y al principio muy probablemente sea así. Estás en el camino y eso es bueno.

Aquí te voy a dejar herramientas que me sirven en terapia para calmar la ansiedad (y a mí misma también ;))

1. Meditación mindfulness y darme cuenta de lo que sí está pasando aquí y ahora (Ej: estoy en mi habitación, escucho motos fuera, tengo sed, entra claridad por la ventana…).

2. Aceite esencial de lavanda: puedes colocar una gota de aceite puro en una tela y olerla cuando lo necesites. También puedes usarla en la piel, siempre diluida en un aceite base.

3. Caminar descalza despacio (regulación en movimiento).

4. Utilizar agua muy fría en algunas zonas del cuerpo como en cara, muñecas o piernas.

5. Dar masaje suave donde sientes la ansiedad.

Es importante que entendamos dos puntos esenciales para no frustrarte demasiado:

• Lo que hagas va a ser para acompañarte, no para eliminarlo.

• No idealices ninguna herramienta, en cada momento te puede servir una distinta.

Mejorando tu relación con la ansiedad no vamos a dejarla a 0, pero sí que podrá aparecer menos y cuando aparezca sabrás qué hacer, no te auto-abandonarás dejando a la parte más vulnerable de ti ahí sola.

Espero que te pueda servir todo esto para entenderte mejor y abrazarte cuando más lo necesites; si estás pensando desde hace tiempo en empezar terapia y no acabas de decidirte, te dejamos un artículo que puede ayudarte a ver en qué punto estás clickando aquí.

Un abrazo fuerte,

Belén.