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La navidad y todo aquello que nos tenemos que COMER…

Navidad…Una época donde nos hablan de ilusión, de esperanza y que los más pequeños la viven con ganas e ilusión, pero los más mayores a menudo tenemos sentimientos encontrados con este momento del año. Constantemente estamos expuestas a anuncios donde nos hablan de ilusión, o publicidad y programas donde nos bombardean sobre cómo eliminar los “excesos” de la navidad centrando la atención en nuestro cuerpo.


Igualito que en mi casa...

La COMIDA, la familia, las tradiciones (que están principalmente rodeadas de comida:  polvorones, roscón, bombones…), los juicios, los consejos no pedidos, las opiniones de los demás, no siempre (por suavizarlo) son plato de buen gusto en una época donde, el abrigo familiar, los momentos compartidos, las anécdotas del año y los momentos de alegría deberían ocupar nuestras conversaciones (o así nos lo cuentan en innumerable cantidad de propaganda que vemos sobre turrones, lotería y demás temas a la orden del día en esta época del año).


La realidad es que no siempre es así y que a menudo sentimos dificultades para poder disfrutar de esos momentos.


La incomodidad puede aparecer por el comentario desubicado de un familiar, por nuestra relación complicada con la comida o el cuerpo, porque esta fiesta no nos representa o porque sentimos que las personas que comparten mesa con nosotros ni siquiera nos conocen y que realmente preferiríamos estar rodeadas de personas que nos hagan sentirnos queridas, entendidas y felices.


Realmente, a pesar de sentir que nos gustaría estar en otro lugar y que las cosas fueran de otra manera, en algunas ocasiones no es así y por ello me apetecía aportaros algunos recursos para poder afrontar las comidas navideñas; esos detonantes difíciles de digerir que se pueden presentar alrededor de la mesa (y fuera de ella) en estas fechas y que pueden despertar cualquier malestar que sientas en relación con tu cuerpo o con la comida.


Tómate tu tiempo y léelos con atención; puedes empezar a practicarlos antes para ver cuáles pueden resultarte más útiles en caso de necesitar utilizar alguno de ellos. Esa es una buena manera  para que no te pille in situ y no ponerte más nerviosa mientras tienes la sensación de estar siendo observada y quieres dejar de sentir la incomodidad los antes posible, porque eso puede generarte mayor malestar y, en consecuencia, ansiedad y dificultad para que puedas salir del bucle. 

Recuerda que todo lo que intentes estará bien, no hay mejor recurso que el que sabes que te funciona.


Ante algún comentario desagradable, si sientes que no quieres darle espacio a que otros o tu misma puedan seguir hablando de tu cuerpo (o cosas relacionadas que te generen malestar) te propongo algunas estrategias que te pueden ayudar a gestionar esas situaciones de forma amable hacia ti misma:


  • Aléjate de la situación si lo ves necesario y conecta contigo, puedes conectar a través de respiraciones profundas, de una caminata, escuchando tu canción favorita, etc.

  • Puedes repetir algún mantra que sea útil para ti y que te ayude conectar contigo; te recomiendo que sea sencillo y, lo más importante es que te identifiques con el , que sientas que va dirigido directamente a ti y sientas que crea un movimiento diferente en ti, esto es importante que lo tengas interiorizado, sino puede resultar difícil pensar algo en ese momento y que sea enraizador para ti.

  • Puedes crear una lista de comentarios amables hacia tu cuerpo, reforzando lo que sabes que te agrada de él (ej. tus ojos, tu pelo, tu sonrisa) o, incluso mejor, una lista de aquellas cosas que hace cada día por ti y te sientas agradecida por ello (llevarte de un lugar a otro, respirar, sostener todo aquello que recibe de la mejor manera que puede, etc), en momentos difíciles puedes repasar la lista, esta es una manera de coger algo de perspectiva para que la atención no se dirija únicamente al malestar, se que puede ser difícil, pero puede ser algo tan sencillo como tus ojos, tu pelo, tu capacidad para hacer ciertas cosas, todas somos distintas y podemos encontrar cosas que, no se si agradar, pero sí que al menos merecen nuestro respeto y podamos valorar de nosotras mismas..


Otra razón por la que este momento puede resultar difícil tiene que ver con la tradición de poner en cada evento el típico “pica-pica” que en realidad acaba siendo gran cantidad de variedad culinaria en medio de una mesa y que puede despertar malestar en nuestra relación con el cuerpo y con la comida. 


En este aspecto hay muchas cosas que pueden pasarnos por la cabeza; por ejemplo a veces podemos encontrarnos con que haya cosas que queramos comer y nos dé apuro hacerlo por lo que puedan pensar los demás, o quizás puede que nos cueste pensar en comernos lo que sea por miedo a engordar y que lo tengamos que hacer por el simple hecho de no sentirnos el foco de atención.


Una de las estrategias más útiles para no agobiarte es seleccionar una cantidad de comida y echarla a tu plato, para así poder sentir que tienes la comida que deseas comer y que lo puedes hacer a la velocidad y forma que tu desees sin pensar en el resto de comida que puede haber a tu disposición y que puede generar muchísimo malestar.


Además de esto, después de comidas como las de navidad, donde nos exponemos a alimentos que no consumimos en nuestro día a día, ni en las cantidades, ni en forma de cocinar; podemos sentir que nuestro cuerpo está hinchado, sentirnos llenas o con pesadez. Es importante tener presente que es algo temporal y en este aspecto puede ser muy útil que, en lugar de centrarnos en las sensaciones corporales (cosa que a veces es difícil de evitar), buscar algo que nos genere entretenimiento y que nos ayude a distanciar por un rato nuestra atención del malestar corporal (sí, las estrategias de distracción pueden ser útiles usadas en momentos donde nos encontramos solas y con malestar que podemos manejar).

Es importante tener presente, que como nos estemos sintiendo a nivel emocional influye directamente en cómo percibimos nuestro cuerpo, por eso es importante encontrar herramientas para poder disfrutar de la fiesta sin que la atención se centre de manera directa o única a nuestro cuerpo. El cuerpo es nuestro hogar y mayor tesoro y sin él no podemos disfrutar de los diferentes eventos.

 

Otra de las suculentas maneras de caer en el bucle: los famosos “buenos propósitos”. En las comidas de navidad podemos escuchar a menudo como propósito de año nuevo hacer dieta para adelgazar como manera de sentirse mejor con el cuerpo que habitamos. Esto puede despertar malestar en ti y más si tienes una relación complicada con tu cuerpo, y no porque no suene bien, sino porque es una manera velada de criticar los cuerpos no normativos. Si te salta esta alarma te animo a hablar con alguien de confianza (y que sea para ti lugar seguro). Si el malestar hace que no te sientas fuerte para afrontar el hecho de tener que hablar con alguien sobre este tema, puedes prepararte una libreta que te guste para poder escribir lo que le dirías a alguien si lo compartieras para vaciar un poco, una ducha caliente (cuando se vaya todo el mundo) o preparar un momento de autocuidado puede ser una manera para cuidarte en momentos en que el entorno invita a lo contrario. 


El último tema que considero peliagudo en estas fechas es la ropa; estos días tendemos a buscar ropa que nos sienta bien y con la que sentirnos elegantes, pero no olvidemos que la clave está en que “la elegancia no esté reñida con la comodidad”. Encontrar ropa con la que nos sintamos cómodas y a gusto, aunque a la hora de elegir tengamos en cuenta posibles comentarios de cara a evitarlos, es importante que pensar en ello no nos determine absolutamente la vestimenta. Sentir comodidad con la ropa, es un forma en la que vamos a poder estar más a gusto con nosotras mismas, pensad que la incomodidad puede llevarnos a centrar más la atención a la ropa e indirectamente al cuerpo. Existe ropa cómoda que también es elegante y sofisticada así que te invito a, en la medida que puedas, hacer uso de ella.  


Y no quería despedirme sin recordar que el cuerpo en muchas ocasiones genera inseguridad, y la percepción que tenemos de él puede llegar a ser bastante distorsionada, pudiendo llegar al extremo de padecer algo que en psicología se llama dismorfia corporal (preocupación constante por tu imagen corporal, pudiendo percibir de forma distorsionada, tanto frente a un espejo, como a simple vista, centrando gran parte de la atención en la búsqueda constante de defectos físicos); si crees que te está pasando algo así te invito a pedir ayuda profesional, puedes contactarnos para una sesión de orientación aquí.


Recuerda que tienes derecho a que la navidad sea lo que tu quieras, que también tienes derecho a vivirla como te apetezca y desees y que, aunque tu entorno pueda condicionar, es tu derecho que puedas facilitarte este momento tanto como puedas a ti misma, no al resto.


Te mando toda la energía que necesites para estos días,


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