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Intervenciones Asistidas con Perros

¿Qué es y desde dónde enfocamos esta terapia tan peluda? (que no peliaguda)


¡Hola!


Hoy vengo a hablarte de algo un poco distinto. Me gustaría acercarte al mundo de las Intervenciones Asistidas con Perros (IAP), pero sobre todo a las IAP des de una mirada respetuosa, tanto para el animal como para la persona que atendemos.


Antes de entrar en profundidad en materia, voy a aclararte un poco qué es eso de las Intervenciones Asistidas con Perros (si, se incluyen dentro de las Intervenciones Asistidas con Animales o IAA):


Las IAP son un tipo de intervención complementaria en la que introducimos uno o varios perros para poder alcanzar objetivos terapéuticos, sociales y/o educativos con las personas con las que trabajamos. Al igual que en otras terapias, planteamos unos objetivos a trabajar, que son evaluados durante y al final del proceso.


Para eso quiero aclarar que SIEMPRE tengo en cuenta el bienestar animal; y con eso quiero decir que en este tipo de intervención el perro no es el terapeuta, y te aseguro que tocarlo tampoco tiene propiedades curativas milagrosas. Es lo que sucede en sesión con el perro, y el vinculo con éste, lo que puede ser beneficioso para las personas atendidas, siempre que esté bien acogido por parte del equipo de profesionales.


Es probable que hayas visto imágenes por redes sociales sobre este tipo de intervención, y es que hoy en día está muy de moda y queda muy bien ver imágenes de niños abrazando a un perro o a ancianos dándoles de comer. Pero, ¿Hasta qué punto esto es beneficioso para las personas? ¿Hasta qué punto se respeta el bienestar animal en estas intervenciones?


Tras varios años de experiencia trabajando como técnica en Intervenciones Asistidas con Perros, he estado en muchísimos contextos y, por desgracia y desconocimiento, he vulnerado en varias ocasiones el bienestar de mis perras.


En este artículo te hablaré de mi recorrido por el mundo de las IAP donde, como profesionales del sector, busco revindicar una práctica con mucha más consciencia al respecto. No todo vale.


Con esa experiencia y con algunas prácticas que me chirriaban empecé a construir mi propia manera de trabajar -que afortunadamente comparto con muchas de mis compañeras- poniendo en relieve que, para que este tipo de intervención sea beneficiosa, ese beneficio ha de darse de manera bidireccional; si las personas están disfrutando de la sesión pero eso supone un malestar para los perros podríamos decir que no es terapéutico (a parte de poco ético, nada respetuoso y que además vulnera el compromiso con el bienestar animal) ¿Qué mensaje crees que estamos transmitiendo a las personas que acompañamos? Si estamos trabajando la capacidad de decisión o el poder poner límites con una persona o grupo y no permitimos que el perro se aparte de la interacción si lo necesita, ¿Qué estamos dando a entender de manera implícita? 


En este tipo de intervenciones tenemos la grandísima suerte de que contamos con un ser vivo con sus capacidades y sus decisiones. Tenemos la oportunidad de trabajar en el aquí y en el ahora todo lo que nos sucede delante de sus reacciones espontáneas, y para ello es importante que permitamos que sean lo que son; perras. No son robots, no son un muñeco.

Como profesionales tenemos la responsabilidad de cuidar mucho esta premisa y de poder transformar lo que sucede en sesión en algo terapéutico.


Para poder transmitir respeto, hay que poner en valor la capacidad de decir que 'no' a aquello que nos hace daño.

Y hay que empezar por hacerlo con los perros, ya que eso da pie a que se pueda crear un ambiente que apoye ese tipo de cambios en la persona.

Pero, ¿Cómo se consigue eso?


Es importante que el o la guía del perro no solo sepa trasladar lo que sucede en sesión, sino que sepa perfectamente que es lo que a su perro le está sucediendo en todo momento.

Para ello es imprescindible tener una buena base sobre comunicación canina, y un vínculo suficientemente seguro con su perro que brinde el apoyo necesario al animal para “explicarle” al guía si en algún momento de la sesión no está a gusto. Eso, obviamente, se verá reflejado en sesión, pero es un trabajo mucho más profundo que requiere de un día a día de confianza mutua.


Para que todo esto suceda y sea posible, es importante que empecemos a cambiar el concepto del perro como herramienta en las Intervenciones Asistidas, para poner en el foco el vínculo que se genera con éste. No es el perro en sí el que hará que sucedan cosas, las personas podrán empezar a trabajar aspectos que les conflictúan una vez hayan creado un vínculo con los perros y viceversa. Igual que en muchos ámbitos terapéuticos, es imprescindible poner el foco en este vínculo, ya que juntamente con el vínculo con el terapeuta, serán los que progresivamente brindarán el apoyo suficiente a la persona para empezar a generar cambios.


Si te ha gustado el artículo y quieres saber más, estate atenta, este no será el último artículo que escriba sobre este tema. Te dejo enlace a mi web por si quieres más información.


Un abrazo,

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